lunes, 18 de abril de 2011

En un lugar de Cuba hay un hombre, cuyo cálido espíritu contagia, reanima y entusiasma. Felo, este particular amigo de todos ha dedicado un hermoso espacio, construido con esfuerzos propios, ha honrar la memoria del maestro José Martí. El Bosque Martiano del Ariguanabo, como el lo llamó, es un paraíso lleno de árboles y curiosas piedras, que cuenta nuestra historia de una forma amena y muy singular.






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